Las medidas reactivas son todo lo contrario a lo estudiado anteriormente. Constituyen la consecuencia de no ejecutar la correcta planeación de las medidas preventivas y esperar a que sucedan las cosas para después actuar, tratando de darle solución al problema en ese mismo momento, acciones que solo tienen cabida cuando el problema se encuentra ya registrado. Tal como su nombre lo menciona, son medidas que se caracterizan por reaccionar respecto a la situación que se está presentando en un instante determinado.
A pesar de que resulte necesario tener un plan de medidas preventivas contra la delincuencia organizada y los grupos delictivos, en muchas ocasionas también es preciso reaccionar justo en el momento, incluso sin la ayuda de un plan previo. Conociendo esto, es necesario tener identificadas las amenazas previamente y asignarles posibles soluciones que permitan combatir el problema o, si es el caso, analizarlo y estudiarlo para futuras prevenciones.
Normalmente las acciones reactivas están pensadas como medidas de retención, ya que en diversas ocasiones las actividades que se pretenden contener presentan factores no previstos por ser acontecimientos nuevos o por una falta de planeación en las medidas de prevención. El problema surge cuando no se toman en cuenta las consecuencias en el mediano o largo plazo.
En conclusión, las medidas reactivas únicamente son aplicables cuando ya se encuentra presente el problema a causa de una planeación o proyección deficiente de las medidas preventivas. Esto no quiere decir que las medidas reactivas sean del todo malas, al contrario, es necesario tener una buena capacidad de reacción, pues nos ayudará a solucionar el problema en el corto plazo. No obstante, una vez que se haya subsanado la crisis, será fundamental estudiarla y prever las consecuencias que pudiera ocasionar, es decir, evitar que posteriormente afecte o vuelva a suceder.
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