Objetivos
El investigador debe tener en claro que el objeto de estudio y los objetivos son cosas diferentes: el primero consiste en la construcción de marcos lógicos, teóricos, metodológicos, prácticos y cognitivos para conocer y entender la realidad; el segundo implica describir o desarrollar los objetivos que la investigación se plantea lograr.
Podríamos decir que los objetivos son el resultado de la investigación; por lo general, toda investigación clasifica sus objetivos en generales y específicos, y el logro que deseamos obtener de manera clara y precisa.
Todo depende del tipo de investigación porque algunas pretenden resolver un problema concreto, otras probar una teoría, otras aportar una evidencia empírica u otras defender una tesis.
Un objetivo es una guía de estudio, y el logro del mismo es fundamental para el investigador. El objetivo se redacta en modo infinitivo, y plantea objetivos que se tiene certeza de cumplirlos. También son metas que se fija el investigador en relación a lo que pretender investigar y conocer. Son un producto de la labor investigativa.
Los objetivos se estructuran o clasifican en generales y específicos, y ambos tienen las siguientes características:
Redactados con claridad
Iniciar con un verbo en infinitivo
Se traducen en forma afirmativa
Deben ser alcanzables
Deben tener una finalidad
Deben obtener conocimiento
Deben expresar una sola acción por objetivo
Deben tener una secuencia lógica de lo más sencillo a lo más complejo.
Deben ser congruentes
Un objetivo general orienta la investigación, representa el resultado final global, y tiene un propósito general, de tal manera que la redacción del mismo tiene mucha similitud con el título de la investigación (Arias, 2012).
Los objetivos específicos son los pasos para cumplir con el objetivo general. Por supuesto que incide en los logros a obtener, incluso por etapas, por lo que su planteamiento debe ser en términos operativos y ser medibles. Las causas del problema de investigación son de utilidad para la redacción de un objetivo específico; un ejemplo de los objetivos específicos:
Determinar las causas que originan la delincuencia juvenil.
Identificar los factores que inciden en el rendimiento estudiantil.
Establecer la relación entre las variables nivel educativo e ingresos (Arias, 2012).
Por último, hay que tener en cuenta que durante el proceso de investigación pueden surgir objetivos adicionales que pueden modificar los objetivos iniciales, ya sea reorientándolos o sustituyéndolos, pero no así el objetivo general.
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